Seminario mayor

¿Qué es?

El Seminario es esencialmente una comunidad de creyentes, que motivados por la invitación de Jesús a dejarlo todo y seguirle, se dedican de manera especial a discernir su vocación; por lo tanto, es una escuela de discípulos que desean profundamente configurarse con Cristo Pastor.

Es una comunidad humana conformada por el Obispo Diocesano y el Equipo de Formadores, que ejercen en el seminario la labor de padres de familia y por lo tanto, se esmeran por establecer unas relaciones pastorales, afectuosas y cordiales con los seminaristas (R.N. 406); y los seminaristas que orientados por los formadores pueden dar una respuesta personal y cada vez más clara a la pregunta de Jesús: “¿Me amas?”

Además es una comunidad Eclesial por lo tanto, se vive un ambiente espiritual que posibilita en encuentro de Jesús de manera que conociéndolo se le pueda escuchar y escuchándolo se le pueda seguir con mayor convicción y entrega.

“La vida en el Seminario es una escuela de seguimiento de Cristo, un tiempo privilegiado para dejarse educar por Él con la finalidad de aprender a dar la vida por Dios y por los hermanos” (R.N. 11)

Etapas formativas

Nuestro seminario, haciendo suyas las nuevas disposiciones de la Conferencia Episcopal Española para la formación de los futuros presbíteros, ha diseñado un plan de formación que tiene en cuenta los procesos personales de cada seminarista y además la realidad de nuestra Iglesia diocesana, de manera que cada seminarista en la medida en que vaya configurándose con Jesús Buen Pastor pueda potenciar los talentos que Dios le ha dado.

Por lo tanto, nuestro plan formativo se compone de manera general por las siguientes etapas:

Etapa Propedéutica:

Ofrece una introducción a la vida sacerdotal y al mismo proceso formativo, es la primera aproximación al seminario en donde el seminarista conoce el seminario y los formadores con la comunidad van conociendo al nuevo integrante, además es un tiempo de conocimiento de la realidad eclesial y social de nuestra Diócesis.

Etapa Discipular o de estudios filosóficos:

Es la etapa en la que se inician los estudios filosóficos y en donde se empiezan a tomar mayor conciencia de las exigencias propias del camino sacerdotal por el que se a optado.

Etapa de configuración o de estudios teológicos:

Es el momento en el que el seminarista empieza los estudios teológicos y se va aprehendiendo las cualidades propias de un ministro ordenado

Etapa de Síntesis Vocacional o Pre-Diaconado:

Es la etapa en donde el seminarista fuera del seminario pone al servicio todos los conocimientos que ha recibido durante su tiempo de formación, además se vincula a al dinamismo propio de la comunidad parroquial a la que ha sido destinado.

Etapas formativas

Nuestro seminario, haciendo suyas las nuevas disposiciones de la Conferencia Episcopal Española para la formación de los futuros presbíteros, ha diseñado un plan de formación que tiene en cuenta los procesos personales de cada seminarista y además la realidad de nuestra Iglesia diocesana, de manera que cada seminarista en la medida en que vaya configurándose con Jesús Buen Pastor pueda potenciar los talentos que Dios le ha dado.

Por lo tanto, nuestro plan formativo se compone de manera general por las siguientes etapas:

Etapa Propedéutica:

Ofrece una introducción a la vida sacerdotal y al mismo proceso formativo, es la primera aproximación al seminario en donde el seminarista conoce el seminario y los formadores con la comunidad van conociendo al nuevo integrante, además es un tiempo de conocimiento de la realidad eclesial y social de nuestra Diócesis.

Etapa Discipular o de estudios filosóficos:

Es la etapa en la que se inician los estudios filosóficos y en donde se empiezan a tomar mayor conciencia de las exigencias propias del camino sacerdotal por el que se a optado.

Etapa de configuración o de estudios teológicos:

Es el momento en el que el seminarista empieza los estudios teológicos y se va aprehendiendo las cualidades propias de un ministro ordenado

Etapa de Síntesis Vocacional o Pre-Diaconado:

Es la etapa en donde el seminarista fuera del seminario pone al servicio todos los conocimientos que ha recibido durante su tiempo de formación, además se vincula a al dinamismo propio de la comunidad parroquial a la que ha sido destinado.

Pilares de la formación

La formación de los seminaristas viene fortalecida por cuatro dimensiones claves que ya San Juan Pablo II había destacado para la formación de los seminaristas en su exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis y que ahora la Conferencia Episcopal Española retoma para hablar de auténticos seguidores de Jesús Buen Pastor, estas dimensiones son:

Dimensión Humana:

El objetivo de la formación humana dentro del seminario es alcanzar la suficiente madurez personal de los candidatos al presbiterado, de manera que se pueda abrazar el sacerdocio desde la libertad, siendo plenamente conscientes de las exigencias que trae ser un ministro ordenado; para alcanzar tal fin la formación humana se fortalece en el ámbito físico (en el cuidado de la salud y en el orden de la vida), en el ámbito psicológico (en una personalidad estable caracterizada por el dominio de sí, el equilibrio emocional y afectivo, y una sexualidad bien integrada), en el ámbito moral (en una conciencia bien formada, una actuación libre y responsable, la rectitud y objetividad en el modo de percibir y juzgar acontecimientos y en la capacidad de tomar decisiones) y en el ámbito social (en la aptitud para las relaciones sociales de manera que sean equilibradas y maduras) (R.N. 169)

Dimensión Espiritual:

El objetivo de la formación espiritual es “alimentar la comunión con Dios y con los hermanos, en la amistad con Jesús Buen Pastor y en una actitud de docilidad al Espíritu” (R.F. 101); para conseguir que los seminaristas sean hombres de Dios el seminario propicia la Vida Litúrgica, La Eucaristía diaria, La Dirección Espiritual, La vivencia de los sacramentos -especialmente la reconciliación-, La oración Personal y La devoción mariana. (R.N. 192, 204-212)

Dimensión Intelectual:

El objetivo último de la formación intelectual, es que el futuro presbítero sea capaz de pensar, amar, contagiar el mundo de Dios, para ello el seminario propicia la formación inicial y se esfuerza por ofrecer un amplio campo de conocimiento de manera que el seminarista pueda dar razón de su fe por medio del conocimiento filosófico, teológico y cultural.

Dimensión Pastoral:

El objetivo de la formación pastoral es que los seminaristas valoren el apostolado como un servicio, un servicio que le lleve a ser pastores a imagen de Jesús Buen Pastor; por lo tanto, para aprender a valorar el servicio los seminaristas empiezan a reconocer la misión evangelizadora en lo pequeño, en lo oculto, en el día a día (R.N. 256), de manera que los futuros presbíteros sean capaces de entregarse plenamente por el Reino de Dios.